sábado, 25 de diciembre de 2010

Nada menos sexy que el invierno

 Blog invierno No hay caso. Una de las razones por las cuales odio el invierno es porque uno anda tapada entera y la prioridad es no pasar frío, sacrificando cualquier idea de estilo personal.
Nada más común que imaginarme que me pongo tal o cual vestido, con ciertas calzas y luego me empieza a dar frío y me pongo un polerón encima y ahí se fue la pinta. O peor aún, salir a alguna parte y llevar toda la pinta cubierta por una parka que nunca te vas a sacar.
En la noche, a la hora de acostarse no existe la posibilidad de andar durmiendo semi-desnuda o con pijama pequeño sexy,  sino que con el pijama de franela, con estrellitas o corazones. Y digan lo que digan ningún, ningún pijama de invierno (que abrigue) es sexy, creo yo, a menos que sea la ropa de tu pareja (a veces).
En el mundo del trabajo, del cual estoy eximida en estos momentos, existen posibilidades de exploración de estilo, pero es de lo más típico que la ropa no logre acompañar las temperaturas y que típicamente el calzado menos. A menos que sean unas buenas botas todos los zapatos “de invierno” te dejan los pies helados.

martes, 21 de diciembre de 2010

Great Expectations

calvinhobbes_friends
Hace un tiempo un amigo de Facebook preguntaba en su status qué era la amistad. En uno de esos días en que comento cada cosa que es posteada, intenté contestar y no pude. En realidad no pude hacer una definición rápida. Después de un rato leí lo que le habían puesto sus amigos y encontré todo bien mamón, bien de tarjeta Village. Y hace un par de días, conversando con Daniel nos dimos cuenta que tenemos una visión distinta de lo que es la amistad y lo que uno espera de los amigos.
Parece que yo espero mucho de mis amigos (amiguis, no se asusten) que él. Daniel no espera nada. Que no sean chuecos con él, no más. Y si es que.
Yo tengo pocos amigos. Si hago una fiesta e invito a mis amigos más íntimos sería una fiesta pequeñita. Sí soy de hartos conocidos, de tener buena onda con harta gente y cuando nos topamos es entretenido y ya, en una de esas nos topamos de nuevo. Hay varios de esos conocidos con quienes me gustaría ser más amigos, pero los caminos no se han topado pero no hay gran rollo con eso.
Pero mis grandes amigos son pocos. Y por ellos doy todo y sin darse cuenta ellos me dan mucho a mí. Las amistades que han muerto, en muchos casos han sido porque yo siento que he dado mucho y que no he recibido nada a cambio. Esto de dar y recibir es el trueque que Daniel no comparte. Pero no es un trueque interesado, no es una condición explícita (o si no sería una bitch) sino que es una armonía, un flujo de confianza que debe sentirse rico y que dan ganas de más.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cambiamos

Año 2001 - la mañana después del carrete
Una ex compañera de colegio con quien he retomado contacto y formado una linda amistad gracias a facebook, se sorprende de mí, de cómo soy. Y claro, porque la última vez que nos relacionábamos era en el colegio, hace (¡ooops!) 13 años atrás y me encontraba intensa e intimidante. Y con toda razón.

No parece que fue hace tanto tiempo cuando estábamos celebrando salir del colegio, con fiestas varias, oficiales y no oficiales, cantando en los pasillos del colegio, reuniéndonos con la orientadora, o cuando entramos a la U y fuimos mechoneados (en mi caso, miento, porque esquivé esa oportunidad de iniciación). Pero si saco los momentos mismos y pienso en cómo era entonces y como soy ahora (desde mi percepción), son eras distintas, claro, mucha agua ha pasado bajo el puente.

En alguna parte leí que en la adolescencia es cuando el cerebro está más vulnerable y hacemos y pensamos cosas, de frentón, weonas. Yo era muy, muy grave y densa. Por ahí debe ir lo de intensa. Esperaba mucho de la gente (no entendía que mis compañeros no estudiaran tanto como yo), acogía ideas y estilos de vida densos (creo que en dos años no usé jeans porque encontraba que me hacía parte del rebaño), nada me hacía feliz (teniendo todo para serlo), encontraba que todos eran unos imbéciles y yo, igual de imbécil, pero sufriendo por aquello mientras los demás vivían en un mundo Bilz y Pap. Siempre fui yo contra el mundo. Mis relaciones con pololos y amigos eran intensas, todo o nada. Mi mejor amiga a quien conocí en la universidad pero que fue al mismo colegio que yo, un año más arriba, me decía que en el colegio yo le daba susto, que me encontraba rara y que una amiga de ella con la que jugaba hockey le decía que yo era "amorosa", para que no se asustara. Sumado a lo que me dice mi nueva amiga, parece que provocaba miedo y rareza más que otra cosa. Cuando le describo a Daniel episodios de mi adolescencia me dice que jamás se hubiera fijado en mí, que como tan apestosa. Y con toda razón.